miércoles, 14 de julio de 2010

EL VIEJO PANCHO-JOSÉ ALONSO Y TRELLES


En Montevideo hay una calle llamada El Viejo Pancho. Y un monumento en su homenaje de Zorrilla de San Martín. Y miles de libros firmados por El Viejo Pancho. En Uruguay todo el mundo sabe quién es El Viejo Pancho: el poeta del gauchismo. La educación secundaria uruguaya tiene en sus temarios a Rosalía. La herencia gallega es muy fuerte en el país sudamericano, pero muy pocos saben que ese poeta gaucho con su lenguaje de la chacra tenía el mismo origen que la poetisa nacional. El Viejo Pancho se llamaba realmente José Alonso y Trelles y vino al mundo en Ribadeo allá por el 1857. Dieciocho años más tarde Alonso y Trelles desembarcaba en Argentina.


Radicado en su juventud en la localidad uruguaya de Tala, tuvo a su cargo las publicaciones satíricas "El Tala Cómico" y "Momentáneas". Él, con su acento gallego y su cultura del noroeste (su padre era de Asturias, lugar en el que también vivió antes de embarcarse), se convirtió, después de publicar su único libro, Paja Brava, en el símbolo nacional de los gauchos.

Otro indicio del impacto de este libro fue la incorporación por parte de Carlos Gardel de los poemas "Insomnio", "¡Hopa! ¡Hopa! ¡Hopa!", "¡Como todas!" y "Misterio" a su repertorio, con música compuesta por Américo Chiriff.

Asimismo, Alfredo Zitarrosa tomó como base el texto del poema "De la lucha" para una de sus canciones y el compositor Eduardo Fabini escribió la música de "La Güeya" y "Pa ejemplo".


La volanta que le perteneció cuando vivió en Tala, Canelones, Uruguay

TIENTO SOBAO -EL VIEJO PANCHO



¿Que quien jué el curioso
Que me dió este perro?
Náides; estos bichos, como el hombre zonzo,
Cuando los halagan se dan eyos mesmos.
Jué en un mes de Agosto
De no sé qué invierno,
Muy pocos días antes de morir de flaco
Mi cabayo overo,
Que cayó a mi rancho,
Maltratáo y rengo,
Y clavó en las mías sus pupilas tristes,
Sus pupilas yenas de sombra y misterio.
¿Que de ande vendría?
¡Vaya uno a saberlo!...
¡Puede que viniese, como yo, del pago
De los desengaños y de los recuerdos!
Le tiré una achura,
Y, aunque estaba hambriento,
Sin hacerle caso, me miró de un modo
Como si dijera: "no vengo por eso".
Aunque sea zoncera,
Pensé yo por dentro:
¡Quien sabe estos bichos no sufren de amores
Y, como al cristiano, los matan los celos!...
Y viendo en tropiya
Venir mis recuerdos,
Le hice unas caricias y, dende esa tarde,
Pa los dos alcanza mi pan y mi techo.
Mientras tomo mate
S'echa cerca del juego,
Y cuando al dormirse siento que soyoza
Como si al pasado lo golviese el sueño,
Se enrieda en la trenza
De mis pensamientos
Este tiento, suave de tanto sobarlo:
"Mujeres y perras... tuitas son lo mesmo".

Tala, Septiembre de 1928.

martes, 13 de julio de 2010

La Patria Matera Agradecida

fútbol y mate




Mientras veo en la TV la caravana celeste por la Rambla de Montevideo, continúo con este blog un poco abandonado por sus autores, con un trozo de uno de los mejores cuentos de fútbol escrito por Fontanarrosa: El Viejo Casale.


"Mirá, hermano, y creéme porque es la pura verdad ¿qué intención puedo tener en mentirte, hoy por hoy, mucho antes ya de entrar en Buenos Aires ese viejo era el más feliz de los mortales, te lo digo yo y te lo juro por la salud de mis hijos. El viejo cantaba, puteaba, chupaba mate, comía facturas, gritaba por la ventana y a la cancha se bajó envuelto en una bandera. No había, en la hinchada, un tipo más feliz que él. Vino con nosotros a la popu y se bancó toda la espera del partido, que fue más larga que la puta que lo parió y después se bancó el partido. Estaba verde, eso sí, y había momentos en que parecía que vos lo pinchabas con un alfiler y reventaba como un sapo, porque yo lo relojeaba a cada momento. Y después del gol del Aldo, yo lo busqué, lo busqué, porque fue tal el quilombo y el desparramo cuando el Aldo la mandó adentro que yo ni sé por dónde fuimos a caer entre las avalanchas y los abrazos y los desmayos y esas cosas. Pero después miré para el lado del viejo y lo vi abrazado a un grandote en musculosa casi trepado arriba del grandote, llorando. Y ahí me dije: si este no se murió aquí, no se muere más. Es inmortal."


El cuento completo lo puso el Santi en su blog
www.divaguesdelsanti.blogspot.com

La imagen está hoy en el diario uruguayo El País .