lunes, 25 de febrero de 2008

MATE ADIVINO


"Doña Viviana no se encontraba en la cama sino acuclillada como una momia incaica en un banquito casi rastrero, tal como la habían dejado las vecinas que le hacían la comida y le limpiaban la vivienda; tenía una mirada que no miraba nada o miraba para adentro y un mate temblón en las manos de la osamenta.
-Aparecieron los caballos-anunció Nicodemo desde el vano de la puerta.
-Dentrá y sentate. Haceme un cigarro.
Los ojos de la curandera y adivina, en la luz de la tarde joven, aparecían más reducidos y menos intensos que en la tardecita anterior; si bien tan ariscamente vivos como entonces, se veían además un poco neblinosos, a causa, sin duda de la crudeza de la luz y del humo de marlos del brasero.
-Sirvasé-brindó Nicodemo el cigarro encendido.
-Cebá vos el mate.
La conversación fue un tanto errabunda y tuvo muchos pozos de silencio y duró hasta el anochecher...versó sobre otros caballos perdidos y encontrados y no encontrados, sobre muertes violentas donde se entreveía el dictamen del destino, sobre el carácter áspero pero con ojos de agua del viejo Carrión, sobre si los lobizones que violan a las mujeres pueden preñarlas o no...después de la pausa larga, Nicodemo se decidió a pronunciar que quería pagar la gauchada y pidió a la vieja qué se le ofrecía"......

"Un cuento de fogón"

de Mario Arregui

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