domingo, 28 de noviembre de 2010
Remedio
Escribo sin ganas de teorías, sin nobles pretensiones. Ayer por la tarde, mientras se alargaban las sombras y se ocultaban los patios de un barrio tranquilo, llegávamos a la casa de otro amigo. La ventana simulaba una pintura optimista, digna de los livings de abuela, con su par de cerros verdes y una luz que ni te cuento. Nos esperaba la charla y la cerveza y la guitarra. Nos acariciaba el humo de olores y colores distintos, el viento como tierno. La pasamos bien, como debe ser cuando hay canciones, amigos, cosas para fumar, tiempo, estrellas. Pero la noche que da y quita siempre nos cobra su precio amanecido. El despertar tiene gusto a alcohol y náusea. Sonrío cuando me acuerdo, aún soñoliento, que de esas molestias quedará solamente el recuerdo tras un par de mates bien cebados.
miércoles, 17 de noviembre de 2010
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